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Palau 2003

Los relatos

Date: Mon, 8 Dec 2003 08:16:07

From: CUENCA CANDEL Norberto

To: many_people

Subject: PALAU

Me va costar escribir este mail sin que parezca que os estoy restregando en los morros mi buena vida. Nada más lejos de mi intención. Por si acaso aviso que la cosa va ir de playas blancas y mares azules.. cuando por allí estáis a bajo cero, no?. Lo veis! si es que va ser inevitable. Vale, donde empieza la cosa... en el aeropuerto de juguete de Palau por ejemplo. Un país de broma como Palau tiene un aeropuerto en consonancia: una pista, una terminal no mas grande que un Mc Donalds con una puerta de embarque que de todas formas sobra para los 4 o 5 vuelos por semana que llegan y un chorro de personal de tierra con cara de poco stress laboral. Lo de decir que eres un país aunque sea de coña tiene su utilidad. Con la tontería se justifica toda una administración y su burocracia y así de paso le das "trabajo" a casi todos lo ciudadanos de la nación. Un buen negocio. Después de dos meses en Taiwán lo de ver otro tipo de gente que no corre como hormigas desquiciadas de un lado para otro se agradece.

Nada mas pasar el temible control de inmigración llegamos a la calle y nos topamos con la primera bufa de calor tropical y humedad del 100%. A la sombrita de la terminal el primer grupúsculo de indígenas gordos y negros, vestidos a lo yankee, con cara de felicidad y agarrados a sus vasitos para echar los gapos rojos de las nueces de betel (aquí le dan al vicio ese también). En cuatro días no he visto ningún palauense flaco ni estresado. Supongo que es normal cuando llevan siglos viviendo en un sitio donde hace un calor de muerte y donde para comer basta con darle una patada a un cocotero y ver lo que cae o bien bajarse a la playa y agarrar una langosta de a kilo. La lástima es que como el viaje era un pack organizado y veníamos desde Taiwán nos hemos pasado el tiempo rodeado de chinos y no he podido enterarme de gran cosa de la cultura de aquí.

Siguiendo con mi buena suerte meteorológica, la previsión para todo el puente era aún mejor que la última vez: en vez de tifón, Super Tifon. No es coña, le habían puesto nombre propio y todo y justo antes de salir de Taipei lo ví en la tele con mis propios ojos. Allí estaba, dando vueltas el muy cabrón al lado de Filipinas y barriendo Palau. Nada más llegar nos diluvio un par de veces. Diluviar en Palau no es como diluviar en Taipei y menos aun en España. De golpe y porrazo y sin más trueno ni rayo se pone a caer agua como si la tiraran con cubos y al cuarto de hora se para en seco con la misma gracia que empezó. El tercer diluvio nos cayó justo cuando íbamos a darnos un baño inaugural de noche nada más llegar al hotel. En los cien metros que había hasta la playa nos bañamos como para no tener que entrar en le mar. Eso que nos ahorramos. Después toco cena. Menú de bichos de la región: marisquito, pescadito y unos centollos mutantes del tamaño de mi cabeza.luego birras, unas oraciones al buen Dios para que no diluviase más y pudiésemos bucear y luego cama.

Dia 2. En el autobús que nos lleva al puerto tenemos el primer contacto con los chinos, que son el resto del grupo. Como los españoles son casi la mitad del grupo, el pobre guía tiene que contar sus payasadas para animar la galería en dos idiomas. Parece que tiene más gracia en chino que en ingles en vista de quien se ríe y quien no. Pobre muchacho.

En el muelle nos esperaba una lancha de 400 caballos muy grande y con el fondo plano que es la única forma de moverse rápido por los arrecifes. Nos dan las gafas, los tubos, las aletas, el salvavidas y a planear.

A pesar de que el archipiélago de Palau mide más de 100 km nos hemos pasado los cuatro días en la zona de las Rock Islands que es lo más molón. En cuanto sales del embarcadero empiezas a encontrarte con los primeros champiñones aquí y allá y al cabo de un rato ya estas en medio de un laberinto de islas. La mayoría tienen forma de medio huevo verde que sale del mar. En la base, las mareas les han arrancado una rodaja o sea que tienen el borde en voladizo a un metro del agua. La única forma de subir sería escalando por las lianas de los árboles que están en el borde pero luego no se podría subir hasta el pico porque la vegetación es impenetrable. Realmente son algo muy raro. Parece que estés en un bosque de setas verdes que crecen del mar. También hay islas más grandes que son como 3 o 5 huevos juntos pero con el borde en voladizo también. Solo de vez en cuando hay alguna parte en la que el borde se ha hundido y entonces hay una playa de arena blanca en una islita que parece las de los naufragos de los chiste de Forjes (por la forma y porque solo cabrían dos a la vez). El mar donde esta todo esto es el mar interior del atolón, o sea, de 1 metro de hondo, de color turquesa con fondo de corales y sin ninguna ola. De vez en cuando la lancha cruza el borde de la laguna o se hace un hondo y te encuentras en mar profundo azul marino y dando saltos por la cubierta con cada ola. Un paisaje de película, vamos ..

La primera parada fue en una bahía encerrada por unas cuantas de estas setas que se llamaba la Milky Way. El nombre venia del color verde claro casi blanco del agua. El color lo daban unas cenizas volcánicas muy finas y blancas como la cal que se habían acumulado en esa zona. La verdad es que era bonito pero no más que otros muchos sitios que habíamos pasado en lancha. Solo entendimos lo que habíamos ido ha hacer alli al cabo de un rato. La cosa tenía que ver con dos de las obsesiones de los taiwanitas, que suelen ser el público mayoritario de esos viajes: Los baños termales y el blanqueante. Lo de los baños termales es normal viniendo de un país con fuentes termales por todos sitios, lo del blanco una manía de los chinos en general. Resulta que el canon el belleza femenina marca que la piel debe ser lo mas blanca posible. Mis compañeras españolas se las ven y se las desean para comprar cualquier cosmético porque todos llevan blanquéate. Hay un millón de anuncios en la tele de potingues varios, mascarillas y mascaras para dormir etc etc. Es justo al contrario que en Europa, o más bien lo mismo que en Europa hace un siglo. A lo que íbamos, llegados a la Milky Way, un señor se metía al fondo con unos cubos y los subía a la cubierta llenos de un fango blanco con olor a pedo y supuestas propiedades blanqueantes. A la vista del pestazo nosotros nos fuimos a nadar y a hacer nuestro primer intento de invadir una Rock Island. Sobra decir que fue infructuoso. Lo de subir lianas a pulso es mas jodido de lo que parecía viendo a Tarzán. Mientras tanto, los chinos se estaban rebozando con cieno blanco de los pies a la cabeza. la lancha parecía un barco fantasma lleno de zombies en descomposición con chaleco salvavidas. La parte graciosa llega cuando toca limpiarse el empaste. No saber nadar es otra de las rarezas inexplicables de los taiwaneses que viven en una jodida isla!. Ni uno solo de los 20 sabía! Bueno, con la ayuda del chaleco, chano chano, consiguieron entrar y salir todos del agua sin fenecer. Una risa. Aquello nos sirvió de aviso para entender que el resto de fin de semana de actividades en el agua y buceos varios sería como ir acompañando una excursión de tetrapléjicos.

De allí nos fuimos al Jellyfish Lake, el lago de las medusas. Los lagos dentro de las islas son otra de las maravillas de Palau. Algunas de las islas grandes se han hundido en el centro y tienen un lago. El lago de las medusas es uno de esos y lleva aislado del océano miles de años. Como no hay depredadores la especie de medusa que vive dentro no necesita defenderse y han perdido su veneno. Para poder llegar al lago interior han puesto una cuerda desde el borde del mar, por encima de la loma hasta el lago y han talado la maleza para dejar un paso mínimo. El lago es como un cráter dentro de la isla y es hondo de pelotas. Empiezas a nadar hacia el otro borde y empiezas a encontrarte la primera medusa, la segunda, la tercera y la cuarta juntas. te emocionas, haces 20 fotos, las tocas y avisas a los compañeros. Los bichos son de color naranja o transparente, del tamaño de una mano, y se mueven todas al compás. Cuando se te pasa el primer entusiasmo y se te ocurre seguir nadando te das cuenta de que eres un paquete y que eso no era ni el aperitivo. Las medusas siguen el sol como los girasoles y hacia el fondo del lago la concentración crece exponencialmente. Ya no son tres ni diez, son miles a la vez, no puedes esquivarlas al nadar, te rodena por todas partes, si se te ocurre dar aletas fuerte te cargas 15. Mires para donde mires hay más y más. Es como estar en una sopa de medusas. Muy impresionante. Para cuando llegué al fondo del lago ya había terminado una de las dos cámaras sumergibles que traje para los cuatro días, en la primera media mañana!! Cuando nos llamaron para irnos me costo mucho salir del agua, bucear en ese lago es una experiencia especial. Pero bueno, eso es lo que pasa cuando se va en grupo, cuando toca toca.

Como íbamos con horario de chinos de ahí nos fuimos a comer. Estando en medio del paraíso sería tontería irse a comer a un restaurante. El menú del día era barbacoa en un sitio llamado Long Beach. Era una isla mitad seta y mitad playa de arena blanca. De póster de agencia de viajes!. Mientras se hacia la lumbre, bañito en la playa y después de comer unas chuletas, siestita bajo un cocotero.

Por la tarde tocaba ir a ver peces. Bueno, más bien cebar peces. Con los restos de la barbacoa en una bolsa nos fuimos a una zona del arrecife que estaba especialmente cargadita de peces y otra vez a remojo. Alita de pollo en mano, te metías al agua y al segundo había un millón de peces peleándose por ella. Lo malo es que pasa como con las palomas y de vez en cuando muerden donde no es y te llevas un bocao. Nada grave. Mientras nosotros buceábamos por aquí y por alla los amigos chinos flotaban con sus chalecos cogidos unos de otros y pegados al culo del guía.

Como en Palau tienen la misma manía que en China de no cambiar las horas para tener mas luz, a las 5 se empieza a hacer de noche. A esas alturas del día empecé a ser consciente de que me había quemado como un gamba. Aquella mañana, siguiendo una lógica norbertistica me dije: "en mi vida solo recuerdo estar quemado en la cara y los hombros o sea que me voy a poner crema ahí y lo demás estará bien". Grave error. Después de pasarte un día flotando en horizontal mirando el fondo del mar tenia la cara bien, los hombros bien y un quemón infernal donde la espalda empieza a perder su nombre. Creo que voy a tener marca en el culo hasta el 2005. Después de desembarcar, ducha , cena de bichos de mar, compras (birras principalmente) en el único supermercado-centro comercial del país y luego ingesta de birras (demasiadas) a la orilla del mar seguida de aftersun y cama.

Dia 3. Primero de todo doble mano de crema protectora y camiseta para mojar al mas puro estilo gamba inglesa. Mismo ritual de tubos aletas y salvavidas para finalmente embarcar en un barco nuevo con los mismos motores pero 10 veces mas grande y con tres pisos. Ese día tocaba rollo traqui en vez de rollo corrupción en Miami. La primera parada fue en un santuario de almejas gigantes. Básicamente en el fondo del mar había un montón de clóchinas gigantes de tamaños de entre mi cabeza y un lavabo, abiertas y enseñando el gajo. La gracia era acercarse y molestarlas hasta que se cerrasen sin poner nada en medio porque podría haber amputaciones. De allí seguimos a un sitio tranquilo y profundo rodeado de islas champiñón para pasar el resto del día. El programa era un poco más pachanguero que el día anterior: banana speed (al mas puro estilo Benidorm), kayak entre los champiñones, picnic.. Nosotros nos inventamos una mas: Saltar a lo moñigo desde la tercera planta del barco. Como el kayak implicaba esfuerzo físico y adentrarse en el temible mar, los chinos nos los dejaron todos a nosotros al cabo de poco. Cada kayak es para dos personas y están pensados para el mar, pero como allí no hay olas es todavía más fácil de llevar. Compartí kayak con el compañero Isasa y estuvimos rodeando un par de islas, nos metimos por debajo de los sombreros de los champiñones, entramos en alguna gruta. De vuelta tuvimos el dudoso honor de haber hecho naufragar el kayak a pesar de ser insumergible en teoría. No se cómo, empezó a hundirse mas y mas hasta que casi no se lo veía y se lo tuve que dejar a mi compañero (que está menos gordo) y volver a nado. El punto fuerte del día fue el "intro diving", un "extra" que había que pagar caro y que consiste en un primer contacto con el submarinismo. Para hacerlo no hace falta licencia pero solo te pueden meter a seis metros y no te pueden enseñar técnica porque para eso hay que hacer los cursos de verdad. Nos animamos el compañero Arias y yo y allá que nos fuimos. Creo que es una de las experiencias más agradables de mi vida. Poder meterte muy hondo y poder respirar tranquilamente se hace muy raro pero es muy placentero, sobre todo si estas viendo corales enormes y peces por todos sitios. El monitor, un filipino llamado Hernán, debía estar acostumbrado al estándar Taiwanita y cuando nos vio desenvolvernos bien se portó y al final acabamos bajando hasta más de 20 metros. A esa profundidad empieza a haber menos luz y los corales también son diferentes. Al cabo de un rato tuve la impresión de haber hecho eso antes y luego me di cuenta de que lo que estaba viendo es lo que había visto mil veces antes de dormirme la siesta en los documentales de la 2, pero de verdad!!.

De vuelta a casa paramos en una zona donde los corales debían estar de buen año. Por alguna razón en aquel sitio todos tenían los colores muchos más vivos que en otros. Era como un jardín de flores bajo el agua. Lastima que las fotos hayan salido todas mal y no reflejen los colores reales!

Más tarde se suponía que teníamos "puesta de sol en el mar" después de una pasada rápida por el hotel. Nos pareció raro porque según el planning debían recogernos del hotel a las 5:30 para embarcar y el sol se pone a la 5:30. Por si acaso la cagaban nos pertrechamos abundantemente de cervecitas frescas y nos dispusimos a ver lo que tocara. Efectivamente la actividad debería llamarse "renegror en el mar" porque es lo único que llegamos a ver. De todas formas estuvo bien. A los chinos les dieron unos aparejos y se pusieron a intentar pescar y nosotros tomamos la tercera planta del barco y nos hinchamos a cervezas. De vuelta a puerto, cena compuesta por los mismos bichos que habíamos estado viendo durante el día más alguna langosta, seguida de algunas cervezas más y cama.

Domingo cuarto y ultimo (sniff!) Día. El planning original para 4º día era ir a ver el museo nacional de Palau y esperar a que saliese al avion a las 4:30. Como eso no tenia ningún fuste nos amotinamos suavemente y conseguimos (previo pago de lo que costaba y más) que nos organizasen otra de mar para esa mañana. En el itinerario a la carta fue de lo mejor. Primera parada el Big Drop Off que en cristiano seria algo asi como la Gran Quebrada. El sitio se merece el nombre letra por letra. Esta al lado de una isla que es la ultima antes de entrar en océano abierto. Alrededor de la seta hay una franja de unos 50 metros del típico arrecife que no cubre, con corales y demás y de golpe y porrazo se quiebra en vertical y cae hasta perderse la vista. Se supone que baja en vertical más de 500 metros. Por supuesto no se ve el fondo del precipicio, pero se ve que no se ve. Acojona. Cuando vas nadando por el arrecife y llegas al borde es como saltar en un precipicio pero sin caer. Supongo que es lo que debe sentir un pájaro que va volando a 2 metros del suelo y de repente sale por el borde de un acantilado y está a 100 metros del mar. Si se te ocurre tirar una piedra te puedes quedar dos minutos viéndola caer hasta que se la traga la oscuridad. Por si el precipicio en si no fuese lo suficientemente impresionante los alrededores están plagados de bichos. Se ve que la mezcla de aguas del arrecife y del océano es especialmente buena para los peces. La pared y los alrededores están llenas de peces de todos los tamaños y colores. Hasta entonces ya habíamos visto muchos y muy bonitos, pero allí estaban todos esos y todos sus primos. Me gustaría tener alguna idea para poder nombrarlos porque si no se tendrán que seguir llamando el pez con trompa, el pez loro, el pez triangulo, el feo con un punto, el negro gordo, el que parece una vela etc. El único que se nombrar es un enorme Napoleón que vimos al final y que debía pesar 20 kilos.

Después de eso toco un poco de historia. Fuimos a ver un caza japonés caído en la Segunda Guerra Mundial. En Palau hubo batallas muy importantes y hay muchos hundimientos pero están a profundidad de submarinismo, no de buceo. EL Zero japonés esta en medio del arrecife y la hélice llega a asomar en marea baja. Se hace pie a su lado y es muy fácil de ver. Está muy bien conservado. El fuselaje esta casi entero y no muy oxidado. Casi diría que la familia de peces cabrones que vive dentro lo limpia todos los días. Cuando ponía una mano en la chapa o intentaba tocar la cabina venía uno y me daba un mordisquillo en la mano. No soy fan de las reliquias pero tuvo su gracia.

Lo último que pudimos embutir en la agenda de la mañana fue una visita a la Isla de los Tiburones. Antes de salir del puerto nos llevamos un par de peces muy gordos con el propósito de dárselos de aperitivo a los tiburones. Yo tenía mis dudas pero funcionó. Mientras todos flotábamos como chinos en la superficie, el aguerrido monitor de turno cogía un cacho de pez, lo bajaba al fondo a 2 o 3 metros, subía y al segundo venían 4 o 5 tiburones a pelearse por el. Los tiburones no eran muy grandes, un metro y medio más o menos, y visto desde arriba no daba miedo. No creo que fuese el tipo de bicho que se come a un turista de tres bocados. Aunque también fue un poco turistón también tiene su gracia poder decir que has nadado con tiburones. Farda, no?

Después de eso, hotel, aftersun por litros, aeropuerto, y viaje de vuelta para aterrizar en la ciudad más fea del mundo. Desde luego sería peor si al día siguiente tuviese que ir a currar.. Pero solo tengo que ir a estudiar. Por clase todo sigue igual. Mis compañeros japoneses siguen sorbiendo los tallarines en clase y soltandose algun reglote de vez en cuando. pura rutina.

Bueno, 5 paginas ya está bien, no? Que os pagan por trabajar y no por pasaros la vida leyendo tonterías. Ale! Al tajo.