Viaje Mongolia 2004 | Fotografias | Mapa Ruta | Relatos - -  Travel Mongolia 2004 | Pictures | Journey map | Stories

Mongolia 2004

Relatos - Stories

Date: Mon, 16 Jul 2004 23:16:07

From: CUENCA CANDEL Norberto

To: many_people

Subject: 6 meses después...MONGOLIA! Cuidado que es laaaaaaargo

 

 

Últimamente mi vida se esta volviendo muy monótona. Supongo que es un efecto secundario del trabajo. Aun siendo un casi funcionario, de las horas del día que no estoy durmiendo, la mayor parte las paso en la oficina. Al final la vida, lo que se dice vida, se te reduce a los ratos de tarde que quedan entre trabajo y vuelta al trabajo. Supongo que por eso, el tiempo pasa tan rápido: porque mis días son de 5 horas. Creo que eso explica también como la gente puede pasarse 40 años trabajando, es como lo de los años de gato pero al revés: un año humano son 7 años de gato y 7 años de currante son un año de ser humano desocupado y feliz. Lo de trabajar también afecta nefastamente a los viajes: tienen que ser de viernes a domingo, no está permitido el error ni el "ya veremos como vuelvo". Con billetes garantizados y organización cronométrica no hay espacio para los viajes extremos y las situaciones de casi muerte que me gusta contar en estos mails.. Quizá por todo eso, o más probablemente, porque soy un perro, hace SEIS MESES QUE NO ESCRIBO NADA!

Para romper la racha las semana pasada cogí la mitad de mis fantásticos 10 días de vacaciones para irme a Mongolia! Mi idea romántica inicial sobre este viaje era llegar a Ulaan Bataar, comprar un caballo y una silla y perderme por la estepa galopando. Tener ideas románticas es gratis, claro. Al darle una pasadilla de realismo e información al asunto uno se entera de que el país es tres veces más grande que España, asume que trotar a caballo no es un medio de transporte precisamente rápido, hace pupa en el culo y requiere entrenamiento. Si quería llegar más allá del Móstoles de Ulan Bataar iba a tener que reconsiderar el plan original.

Mi fuente de información sobre el país era Anna: la loca viajera que conocí en Kashgar hace dos años y que ahora está viviendo aquí. Ella me previno de algunos hechos y me pronosticó otros:

-"Por muy perdido que estés en medio de las praderas, en cuanto pares en algún sitio, va a salir gente de la nada y van a venir a verte e invitarte a te, a comer guarrerías y a dormir en su casa. Los mongoles son la leche de hospitalarios!!"

- "La lucha libre es el deporte nacional, entonces por ser grandote se van a querer pelear con tigo todo el rato y como son unos animales te van a curtir, pero sin malicia"

- "está bien tener tienda propia porque así te puedes escapar de las invitaciones cuando estés harto de hacer el paripé"

- "la comida mongola es un horror: solo hay cordero, todo esta hervido y por no echar no le echan ni sal, llévate comida!"

Con esos precedentes, Unai, mi compañero de viaje, y yo nos equipamos convenientemente. Conseguimos equipo de acampada en condiciones y como los dos somos unos tragones sibaritas compramos comida como para 25 personas. Íbamos por el supermercado cargando el carro sin echar cuentas del número de comidas que teníamos que cubrir. Cada uno cogió lo que le pareció que le iba a apetecer en "ese momento cerveza al borde de un lago" o "esa cenita en medio de la estepa después de una día de caminata". Logística = cero pelotero. Resultado: una insageración de comida.

Cargados como burras de condumio, regalos para los hospitalarios mongoles, linternas, cazos, sartenes, sacos, esteras, tienda, hornillos y demás boyscoutadas cogimos nuestro avión que debía ser una especie de Yakolev mixto carga-pasajeros. Resulto ser un Boeing 737 nuevecito con unas azafatas que estaban como quesos. Primera sorpresa.

Como soy un güevón, a pesar de tener la guía de Mongolia desde hacía 2 meses, a esas alturas no había leído más que la introducción. Sabía vagamente que habría que alquilar un jeep con chofer e ir a algún lugar bonito. Punto. El vuelo me sirvió para ver Mongolia desde arriba y empaparme un poco más del librito. Unai, que no había dormido la víspera por irse de farras ni siquiera llego a eso. Durante el aterrizaje nos dio tiempo a decidir a que albergucho de la escasa oferta disponible iríamos y, después de ser convenientemente timados por un taxista, llegamos al centro.

Hace unos años cuando fui a Praga llevaba la idea de ver una ciudad postsoviética con edificios grises y feos y coches Lada por la calle. Me lleve un chasco porque me encontré con una especie de eurodisney recién pintado. Ulan Bataar no me la esperaba de ninguna manera especial y me encontré una ciudad fea como un demonio, gris y cochambrosa, con un par de chimeneas de centrales térmicas en el centro y lo peor de la arquitectura comunista. Una joya!. Salvo los edificios oficiales de la plaza central, que eran mamotretos imponentes, el resto eran bloques cuadradotes, sucios y sin gracia con 30 o 40 años de descuido encima. Nuestra pensión estaba en uno de esos. Los dueños se habían ido haciendo con casi todos los pisos de la escalera y los alquilaban como habitaciones o dormitorios. Era como un bloque de pisos de estudiantes pero todos de paso. Curioso sitio. Esa tarde, me propuse leer lo suficiente para poder decidir a dónde ir y poder encontrar un jeep y un chofer para salir de allí lo antes posible. Para cuando Unai amaneció de su siesta del borrego yo tenía la cosa medio clara y a el le parecía todo bien por falta de datos. Los arreglos los decidimos dejar para el día siguiente y nos fuimos de cañas por Ulaan Bataar.

La capital no debe ser la ciudad más sofisticada del mundo pero bares no le faltan. Después de la cena nos volvimos locos buscando garitos que estaban marcados en mi guía de hace 3 años pero que ya no existen. Lógico. Después de cruzar la ciudad un par de veces acabamos en lo único que encontramos. Debía ser la disco chic del momento porque hasta cobraban entrada en la puerta. Lo más cachondo del lugar era la música que tenía un desfase de 20 años con occidente. Bueno, me he pasado. La verdad es que ponían bodrios del pop internacional actual mezclado con bodrios de los 80 que seguían triunfando por estos lares: míticos temazos de CC Cath, Sabrina, Talking Heads y caspas varias. Eso, al igual que el hip hop mongol, aun tenía su gracia, pero el tecno ruso sí era insufrible. Después de un par de birras Chingis Khan y de echarnos unas risas viendo al personal local nos fuimos a camita.

El domingo no amanecimos precisamente temprano. Estrés! Todavía tenemos que encontrar transporte! Seguro que no salimos de UB hasta el martes! Error. Fuimos a hablar con la dueña de la pensión, que se había montado una agencia de viajes en paralelo, y después de 5 minutos teníamos, chofer, ruta y 4X4 ruso para salir a las 2 de la tarde. Nos quedo el tiempo justo para ir a la "state department store" y cargar con 10 kilos más de comida fresca. A las 2:30 estábamos saliendo.

Las afueras de UB son muy cachondas. La ciudad no crece con barrios de casas nuevas sino con barrios de gers. Las gers son las "tiendas de campaña" redondas donde viven los nómadas, yurtas en otros paises. Cuando te sales del centro de cemento, la mayor parte de la ciudad son tiendas de campaña con su parcela, sus calles, sus coches..

No hace falta alejarse mucho para que desaparezca cualquier signo de civilización. A 30 km solo queda la estepa ondulada, la pseudocarretera y tu coche. Cada 10 km más o menos se ve una ger o un grupo de gers y por todas partes vacas, cabras , caballos, ovejas.. Fuera de la carretera no hay ningun límite, ni postes, ni rejas, ni nada, solo hierba y ganado. Toda la tierra es del estado y la puede usar quien quiera para instalarse encima. Encontrar un rodal donde plantar la tienda no es ningún problema: puedes ponerla donde te salga de las pelotas! ¿Y no hay problemas de disputas por la tierra? Con un millón y medio de nómadas viviendo en un territorio como 3 Españas, hay sitio para todos, turistas incluidos.

La primera noche no podíamos llegar muy lejos o sea que nos quedamos en un parque nacional a unos 100 km de UB donde están intentando recuperar una especie de caballos salvajes que se había extinguido. No son caballos domésticos que se han vuelto silvestres, son los caballos que aparecen pintados en las cuevas de Altamira, una especie totalmente distinta, con 2 cromosomas más, un cabezón muy grande y rayas de cebra en las patas. Ese parque es uno de los pocos sitios del país donde no te dejan acampar. Después de dar una vuelta salimos monte a través con el 4X4 y cuando vimos una loma que nos gusto paramos, plantamos la tienda, sacamos el hornillo y allí mismo nos hicimos unas raciones de huevos fritos con bacon y unos tallarines.

Creo que fue en esa primera cena que el chofer se dio cuenta que habría sido preferible que nos hubiésemos encargado de su alimentación. Según nuestro "contrato", la gasolina, su comida y su alojamiento (el asiento de atrás) corrían de su cuenta. En la práctica acabo comiendo siempre con nosotros porque era un tío majete y competente y llevamos comida para aburrir.

Bueno, allí estábamos, en medio de la estepa, dos tipos extraños, con una tienda extraña, cocinando cosas extrañas..... deberíamos haber despertado la curiosidad de los nómadas, no!!? Según la teoría de Anna los mongoles tienen un sexto sentido para localizarte!! Deberían haber aparecido al olorcillo de la fritanga, pero no. Esa noche nadie vino a sentarse a nuestro fuego! Gran decepción!!!

El día siguiente fue una larga sucesión de paisaje de montañas redondeadas, vacas, gers, caballos, verde, águilas, camellos, buitres comiendo bichos muertos y más verde, ni un solo árbol y muchos muchos baches. A unos ciento y pico km de la capi las pseudo carreteras asfaltadas desaparecen para siempre jamás. En todo el resto del país solo hay unas "pistas" que no llegan a la categoría de camino de cabras. De hecho en cuanto se acaba el asfalto deja de haber UN SOLO camino. La pista se abre en muchos carriles separados unos metros que van en la misma dirección cruzándose unos con otros. Es como una autovía de 14 carriles borrachos que zigzaguean y se mezclan. El chofer tiene que ir eligiendo el que tiene los baches menos grandes en cada momento. El 4X4 ruso era robusto y pesadote pero no tenia unas amortiguaciones muy finas. Al cabo de unas horas de pegar botes y bandazos tienes la cabeza como un bombo. Todavía no entiendo muy bien porque conducen por las pistas en vez de por el medio de la pradera que es mucho más lisa. Podría ser por no joder toda la hierba o más probablemente porque la pradera es un campo minado de madrigueras de marmota que podrían dejar clavado al jeep. Nunca lo sabré.

Por la tarde llegamos a Tserselej, una capital de una provincia montañosa relativamente cerca del lago al que queríamos llegar. Si llamar Ulaan Bataar capital da risa, llamar a Tseselej ciudad es mucho peor. Es algo así como un pueblo del oeste con 3 calles y unos cuantos barrios aledaños de gers. Como era temprano decidimos irnos de cañas en Tserselej antes de ir a plantar la tienda. La mitad de los comercios de la ciudad eran bares o sea que no fue difícil encontrar donde meterse. De nuevo la banda sonora fue lo mejor: Samantha Fox , Bananarama y otros temazos de los 80!

Mientras me bebía mi Chingis Beer no podía evitar pensar que ese botellín, al igual que cualquier zapato, tela, bombilla o lo que sea que se consumiese en Tsetselej había tenido que pasarse dos días en un camión atravesando baches y boquetes. Impresionante logística mongola.

Ante la ausencia de oferta hotelera de la ciudad optamos por irnos al borde de un río cercano y acampamos en un bucólico rodalillo de hierva. Esa noche estábamos a tiro de piedra de dos grupos de gers. Alguien se tenía que acercar a cotillear!! Esa noche si!!

Justo cuando acabamos de plantar la tienda empezó a chispear. Tuvimos la cena pasada por agua. Debía ser obvio que nos estábamos mojando y ni con esas vino nadie a invitarnos a un té al abrigo. Me estaba empezando a mosquear. Nos tendríamos que meter por el culo los regalillos que habíamos traido?

Al día siguiente vimos los primero árboles. A partir de Tsertselej el paisaje se vuelve más alpino. A media tarde nos encontramos con un río de lava (sólida), así, como el que se encuentra con un charco! Era el principio del parque natural en el que estaba el lago que era, de alguna manera, nuestro destino. Por supuesto hubo que subir al volcán y teniendo coche, para que andar? El chofer, que no temía nada, nos dejo casi arriba. Yo era la primera vez que veía un cráter de verdad y en este no había ni carteles de peligro, ni rejas ni nada. Muy bestia. Unai se metió en el centro del cono y de pocas si puede volver a salir. Desde arriba se veía el lago inmenso donde íbamos a dormir. Estaba rodeado de picos con árboles y praderas con gers. Para cargarse el encanto del lugar también había un horrible ger-camp (especie de hotel para turistas que en vez de habitaciones tiene gers) que por lo menos nos sirvió para tomar las cañas esa tarde. Después del volcán fuimos bordeando el lago con el jeep hasta que nos encontramos un rinconcito de orilla con playa mitad de arena y mitad de hierba. Es la primera vez que veo una playa donde puedes andar sobre una alfombra de césped antes de entrar en el agua!! El problema era que estaba muy nublado y corría un viento frío del demonio. Cuando estábamos a punto de plantar empezó la tormenta del día y tuvimos que cambiar de planes. Afortunadamente para nosotros, el chofer conocía una familia nómada que tenía un par de gers libres para albergar turistas y sacarse un dinerillo (2 euros por noche!!). Al final acabamos en una ger nómada, pero no fue por cortesía mongola sino por necesidades del guión. La verdad es que nos vino de perlas porque después de dos día de estrecheces en una mini tienda, por fin pudimos desparramar los trastos, dormir en cama, cocinar en una estufa decente y comer en una mesa.

Una ger normal debe tener unos 6 metros de diámetro y es mucho más alta que yo. En el medio hay una estufa con una chimenea que sale por un agujero en el techo. Está hecha de felpa de dos de dos dedos de gorda o sea que no pasa ni viento ni frio ni, na de na. Hermética! Hay una puerta de madera hacia el sur y un armario al norte y como esta era para turistas, tenía 4 camas a los lados (lo normal son 2 y más armarios). Después de un rato casi nos alegramos de que hubiese llovido!. Al abrir teníamos la vista de las dos gers de la familia, con el abuelo en cuclillas a la puerta fumándose un pitillo cochino liado con papel de periódico, un crío mocoso corriendo entre la leña y detrás el lago a 20 metros. Ni tan mal. Solo le faltaba una ducha para poder quitarnos los tres días de mugre que llevábamos encima.

Esa noche, por supuesto, no nos invitó ningún mongol y al final nos toco hacer de anfitriones. Por allí cerca andaban acampadas un par de suizas (de 50 tacos, no os hagáis ilusiones) con su guía mongola que se pasó a cotillear. Primera muestra de hospitalidad mongola pero a la inversa. Debe ser muy normal ir a casa de los vecinos porque la tía andaba como Pedro por su casa , no se corto un pelo y no le hizo feos a nada de lo que pasamos! La pobre no sabía donde se metía!!. Hablaba muy bien inglés y nosotros llevábamos tres días sin poderle preguntar a nadie las mil cosas raras que veíamos o sea que le cayó un chaparrón de preguntas. Al rato se fueron sumando otros chóferes y personas que no se sabía muy bien quiénes eran y con las mismas se fueron yendo hasta que al final nos dejaron dormir.

Esa noche una de las suizas, que llevaba 9 meses de maestra en Mongolia, nos contó que había visto llover una vez. Nosotros llevábamos 4 días y 3 con lluvia. La mañana siguiente siguió la racha. Ese era el día en que en teoría debíamos pasarnos tirados en la playa tomando el sol o haciendo una excursión por el lago. Como no estábamos dispuestos a quedarnos en casa nos pusimos el impermeable y salimos a andar. Cuando llevábamos cruzados dos valles bajo la lluvia decidimos que ya valía de heroicidades, nos retiramos a la ger y nada más llegar salió el sol! Aprovechando el claro decidí calzarme el fardenpaken y darme un baño quita-costras. Casi palmo. Después de dos días de lluvia y viento el lago de montaña estaba helado! No se si la mugre me la quité, pero, desde luego, los mongoles que pasaban con su caballo vestidos con un chaquetón de cuerpo entero pudieron comprobar que, como sospechaban, los extranjeros son gilipollas profundos.

Para los 400 km de vuelta nos hacían falta otros dos días de camino y a la mañana siguiente tocó comenzar a volver. A esas alturas yo empezaba a estar seriamente cabreado con los mongoles en general por no haberme invitado a nada todavía. Andaba elaborando teorías sobre si la culpa era del tiempo, o nuestra por ponernos en sitios donde van muchos turistas, y derritiéndole el cerebro al pobre Unai que estaba harto de oirme decir que quería tomar el té en una ger! Esa tarde volvimos a pasar por Tserselej y yo insistí en seguir y parar a hacer noche en medio del monte. Un par de horas más tarde, cuando el chofer estaba a punto de volverse loco, paramos en un valle precioso junto a un río limpio y A LA VISTA DE DOS GRUPOS DE GERS!!!. Nada más empezar a instalarnos nos atacaron 3 millones de moscas y similares pero nuestro chofer, que era el maestro de Mc Guiver, se las sabía todas y encendió unos montoncitos de mierda de vaca en lugares estratégicos y las moscas se fueron. Cuando ya teníamos hecho un fuego decente, para variar, nos cayó la tormenta del día.

Llevábamos allí tres horas, lejos de cualquier sitio turístico, nos habíamos hecho notar con fuego, con una tienda fosforita, con fumata de boñigas, nos había llovido y era obvio que no teníamos leña seca...... y seguía sin venir NADIE! Pero estos mongoles de garrafón!

Como al final descampó del todo, nos hicimos una cena de campeones, unas birrillas fresquitas del río y nos quedamos al fuego haciendo sobremesa hasta que ....... toco toc toco toc.... aparece un caballo por el horizonte. Es un chavalín de unos 10 años que viene montando a pelo. Desmonta, ata al caballo, le hago un gesto de venir y ni corto ni perezoso se sienta allí con nosotros sin decir ni mu. Algo habría que hacer. Saco mi "mongolian phrasebook", que estaba por estrenar, e intento 7 veces un "como te llamas". Aunque el mongol es muy jodido al final me entiende. Respuesta:

-"frujsjfoj" (cualo?)

Después pruebo un: "bonito caballo!". Cuando consigo que me entienda se descojona y me corrige, no es un "fejusih" es un "gtujjseh friljus". Los mongoles tienen 400 palabras para caballo y seguro que no había dado con la buena. Ea!

Intento un "cuantos años tienes?" diecisiete veces. Al final responde otro:

-"frujsjfoj" (lo cualo ?)

Recurro al lenguaje universal de los dedos de la mano. No falla: 8 añitos. Parece un poco joven para sacar la botella de vodka Chingis Khan que habíamos previsto a tales efectos. A los Sugus y a la leche de yegua que habíamos comprado al borde del camino parece que no le hace ascos. Al chaval no parecía suponerle ningún problema estar allí sentado sin poder decir nada. Pues venga!. Para amenizar el rato empezamos a enseñarle lo que llevábamos encima: una llavero linterna-laser (de acuerdo, una horterada!), una luz de espeleologo, la guía de Mongolia con fotos... Mientras el niño andaba flipando con todo eso como quien tiene un encuentro en la tercera fase, aparecieron otros dos caballos en el horizonte. Eran los hermanos mayores. Multitud! El pequeño les explica todos sus descubrimientos y repetición de la jugada: otra ronda de phrasebook..... Estos tienen 21 y 23 y tienen una pinta de animales que no pueden con ella. Uno va vestido con el traje tradicional y el otro con una chaqueta vaquera. Como estos si tienen edad para licores, sacamos el vodka. Yo me había estado leyendo las reglas de cortesía y andaba calentándome la cabeza con sobre: cómo servir con la única taza que teníamos, cuánto servir, cómo les paso el vaso... después de que se clavasen de un trago el primero decidí que lo mejor era darles la taza y la botella y que se arreglasen. A trago va trago viene se habían metido una botella de vodka a palo seco y caliente en 2 minutos. Yo lo caté y era un verdadero asco. Cinco minutos después empezaron a sonreír un poco más, como era de esperar. Seguimos enseñándoles cosas: que si el calendario de la Real del 97, que si una entrada de discoteca, que si la foto de la familia, que si la lámpara.... y allí estaban ellos, descojonándose con todo. Cuando descubrieron el phrasebook se pusieron como locos. El problema del librito es que se entra con inglés y se encuentra el mongol, pero si intentas lo contrario te lo tienes que leer a tajo hasta que te tropiezas con lo que buscas. Allí estaban ellos, leyendo hoja a hoja y parándose de vez en cuando a señalar con el dedo : "tienes novia JA JA JA!", "cuantos caballos tienes?" Cómo que ninguno!?!?!?.....etc. Al cabo de un rato nos pidieron sin ningún tipo de reparo más vodka. Debe ser que no es concebible servir una botella y que no haya más, porque se sorprendieron mucho de que no hubiese otras. Lo intentaron con cerveza. -"No nos queda? Quereis agua?" -"Claaaaaro!". Como era agua en botella (una completa excentricidad para gente que vive al lado del río), se la bebieron como quien prueba la coca cola por primera vez. La consecuencia natural fue que al cabo de un rato hubo que empezar a evacuar. Curiosamente solo daban dos pasos antes de soltarla. A un metro y medio del fuego, daban la espalda y meada de campeón.

Se estaba empezando a hacer tarde y Unai y yo estábamos reventados. Nos levantamos un par de veces a ver si captaban la indirecta pero nada: risas y más risas con el phrasebook. Las palabras que más gracia les hicieron (tipo caca, culo, pedo, pis con 4 años) fue "prostituta" (cómo podía estar esa palabrota escrita en un libro!!??) y una que no comprenderé jamás "cuerpo"!???!. Supongo que si les enseñamos un playboy habrían tenido material para fantasías guarras hasta la jubilación.

Cuando ya no podíamos más cogí el librito y les dije un "cansado" "dormir" pero ni caso. Cogieron el libro y siguieron. Optamos por empezar a lavarnos los dientes y cuando andábamos en ello nos llamaron a gritos apuntando con el dedo. ¡¡Llevaban media hora buscando "good night"!!. No podían irse sin dar las buenas noches! Que majos! Como nos iban a sobrar mil cosas que habíamos comprado en previsión de invitaciones, aunque habíamos sido anfitriones, les regalamos una linternilla a cada uno. Y así, más contentos que el tío de los pitos y un poco pedos, se fueron alejando las lucecitas al trote por la pradera.

A la mañana siguiente, intentando hacer el desayuno, nos dimos cuenta que además de la linterna se habían llevado la taza de souvenir. Le preguntamos al chofer pero ni idea. Daba igual. Cuando ya habíamos recogido le preguntamos al chofer si podíamos ir a saludar a los amiguetes de la víspera y a ver si obligandoles, NOS INVITABAN DE UNA PUÑETERA VEZ!. No problem. Cuando aterrizamos con el jeep estaban apenas despertándose. Los mozos debían estar durmiendo la resaca porque solo vimos al pequeño. Sonrisas, habla el chofer, nadie sonríe, seguimos sonriendo, haciéndole gracias a los pequeñajos, siguen hablando en mongol pero sigue estando tensa la cosa. Al cabo de un rato nos dicen que pasemos, nos sientan, siguen serios, nos dan un par de buenos tazones de leche de yegua fermentada (fuerte y amarga), aparecen los hermanos con cara de marrón y de resaca..... ¿que pasa? No entendemos nada. ¿No estarán enfadados los padres porque les diésemos de beber?....... Misterio... Al cabo de un rato nos habla el chofer y lo entendemos todo. Resulta que el conductor, incapaz de entender, con razón, qué se nos había perdido a esas horas en casa de la gente, pensaba que estábamos intentando recuperar la taza. Los señores de la casa, por su parte, no andaban muy contentos de que unos marcianos aterrizasen por allí a esas horas a llamarles ladrones....Solución: Taza? Que taza? A quien le importa la taza?!. Todo ha sido un error del chofer que no se ha enterado!!. Ja ja , ji ji, qué gracia!, y todo el mundo contento. Otra vez repetición de la jugada: el phrasebook, las fotos de Mongolia, la luz del llavero un chupito de vodka de leche de yegua fermentada para bajar el desayuno, unas fotos, que bonita tu casa, cuántos caballos tienes, una guarrada de yogur con gusto a vaca, qué hijos más lustrosos, bla bla y todo solucionado. Cuando ya había un poco de confianza el padre nos enseña la linterna del hijo y dice que el quiere una. Toma, claro! no va a ser más el hijo que el padre!. Por supuesto, tenemos como para equipar un ejercito. Y nada, con otra ronda de linternas, colores y sugus nos dijimos adiós todos tan contentos.

A partir de ahí el resto del día fue un infierno de carretera horrenda. Por la tarde llegamos a Kharkhorin, que como antigua capital, no merece ni la línea que le estoy dedicando. Un pueblucho la mitad que Tserselej. El supuesto mejor templo del país, que está en las afueras, no tiene nada que ver. Desde luego Mogolia no es un país de monumentos. Una hora después de llegar estábamos de camino al Gobi.

A media tarde teníamos la tienda plantada en la única sombra decente en medio de un mar de dunas. Después de una siestecilla, por fin al sol, fuimos a hacer salto de dunas y croqueting. Mientras decidíamos cual sería la mejor duna para pasar la noche al raso, nos dimos cuenta de que en el horizonte había una especie de muro marrón oscuro que iba desde el suelo del desierto hasta unas nubes muy negras. -"será una tormenta de arena?", -"nos dará tiempo a ir al tomar unas cervezas?" -"Traerá agua?" Y discutiendo si eran galgos o podencos al cabo de 10 minutos el muro de arena hizo impacto. Suena a coña pero la escena esa famosa de "la momia" con la arena que se come un avión es lo que mejor describe el momento. De estar en calma total pasamos a estar en un huracán marrón casi sin luz. Entramos en el jeep descojonados porque era lo único que nos faltaba: una tormenta de arena en el desierto después de la lluvia todos los putos días. A los 10 segundos de reírnos vimos pasar al lado del coche el aislante que había bajo la tienda. Coño!. 3 segundos después pasó la tienda entera, cargada de mochilas, dando saltos de tres metros. Salimos corriendo en medio de la ventisca a la caza de nuestras pertenencias. Unai atrapó la tienda y yo la arrastré como si fuese una mula hasta el árbol. Después de atarla como pude desmonté la estructura para que no hiciese "vela" y la volví a atar. Con un kilo de arena en cada bolsillo del impermeable nos fuimos al 4x4.

Lo normal habría sido que durase unos minutos, pero después de la arena llego la tormenta normal. Cuando llevábamos una hora en el coche y la cosa no cambiaba tuvimos que ir a buscar un ger-camp para turistas donde refugiarnos. En esas condiciones nos clavaron bien porque no teníamos una posición cómoda para regatear. Encima, la ger que en teoría debía ser mejor que la primera era un bodrio y casi sale volando un par de veces a pesar de pesar 400 kg. Un autentico infierno de viento y agua, en el DESIERTO!!!! Al día siguiente seguía lloviendo y la vuelta a UB fue lo peor. Las pistas de cráteres eran ahora franjas de barro deslizante. Cada pocos kilómetros había algún camión que se había quedado clavado. Nos costo lo suyo pero conseguimos llegar con solo una pequeña avería. Después de una semanita en el monte la ducha de la pensión tercermundista nos pareció un paraíso. Pudimos despiojarnos y ponernos guapos justo a tiempo para un último sábado noche de cervezas Chingis y música auténticamente ochentera en Ulan Bataar.

El domingo, triste día, toco hacerse a la idea de que al día siguiente se trabajaba y de que nos tendríamos que ir de Mongolia sin ser insistentemente invitados ni aporreados por los mongoles. Seguro que la próxima, con más tiempo, me toca.

Bueno, aunque parezca mentira, aquí acaba.

La verdad es que soy un sinvergüenza por no haber escrito en estos 6 meses. A ver si un día de estos os cuento algo de mi rutinilla pekinesa que también tiene su gracia.